miércoles, marzo 04, 2009

CRIS

CRIS

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CRIS Me quedaba en un hotel, el chico era un joven andaluz muy simpático. Pero no podía quedarme en el hotel, tendría que quedarme en su bar. En el bar ponían películas que yo quería ver, se estaba a gusto en la trastienda del bar viendo televisión, yo esperaba un programa del canal satélite. Cuando llevé dos noches allí decidí cambiar de hotel, me fui a uno de lujo. Para mi desgracia un grupo de chicas se empeñaba en utilizar mi habitación, después mis padres también querían utilizarla. Harto me fui a una fiesta muy extraña, se trataba de una gran casa, una gran mansión. En la gran mansión había muchas habitaciones y en cada una de ellas una fiesta, mucho colorido sin duda en aquel lugar. Cambié de ciudad, me largue a una similar a Zaragoza. Se estaba bien allí. Asistía a cursos de arte en la universidad, allí me encontré con mi vieja profesora de historia del arte. Fue un encuentro bonito. Me habían asignado a un señor mayor, periodista del Opus Dei, como tutor. Tenía que vivir en su casa. Un día llegué tarde y sucio y él me echó de su casa y me llevó en su coche hasta el final de la ciudad. Caminé como puede hasta la estación de tren más cercana, tenía un billete para alguna parte. Por fin conseguí llegar a casa de mis padres, un monstruo enorme de nueve plantas. En la parte de abajo viviría yo. Había empezado una nueva vida. En el chalet de al lado vivía una cuarentona que se llamaba Cris, invertía en bolsa. Cris era rubia, madura, millonaria de cuerpo pequeño y redondo. Cris era muy sensual. Nos hicimos amigos enseguida. Cris hablaba sobre la esencia de las religiones, Cris pensaba que la fe era egoísta porque tener fe anula las otras fes que existen, y ella pensaba que si eres católico estás negando con tu fe pertenecer a la fe de otras religiones. Había personas que negaban todo tipo de fes posibles y esas tenían una fe que era una no-fe. También podrías tener fe en todas las religiones y entonces tendrías un tipo de fe no egoísta pero absurda, podrías ser generoso y absurdo al mismo tiempo. Cris y yo salíamos a patinar juntos por la urbanización, los patines nos hacían parecer más altos. Era una buena forma de hacer ejercicio. Espacio para la muerte, mi corazón es largo, dulces entarimados, Casio-relog en el desfile de sonatas y rumbas, el barco llega cargado de chinos, los chinos llegan por el sur. Cris me hacía pensar de manera incoherente, a veces íbamos por el campo atravesando agujeros en el cielo. Luego estaba todo el verdor que se puede pisar en la tierra y todo el calor del mundo, y el recuerdo de las personas amadas que una vez nos quisieron y que ahora ya no están. La vida es una absoluta pérdida, la vida es añorar a los que se fueron y estar con los que se quedaron. La vida es tiempo y rosas y un panal de miel. La vida es una configuración ambigua de planetas redondos que aparecen y se quedan suspendidos cual plataformas celestes magnéticas, desde cualquier ciudad se puede contemplar el cielo y el espectáculo de la sangre fluyendo caliente por nuestro cuerpo y los pájaros que cantan al despertar y todos y cada uno de los momentos en los que estuvimos con amigos y fuimos acompañados por nuestras penas y rencores y el tiempo en el que éramos limpios de envidia, de malos rollos y sinsabores. El tiempo azul de la infancia, luego llega el peso de la enfermedad y la muerte que contemplas en el mundo y en otros, el rastro del dolor, el hilo cruel y nefasto de las desgracias y el tiempo que se repliega sobre sí mismo y canta una canción de tristeza marchita que se queda absorta largo tiempo en una nota, callejas llenas de frío y vino, edificios altos en los que empezar a vivir, audiciones de música, pruebas de baile, espejismos rotos. Dados trucados en los que ver nuestro número de la vida, aventura siempre, lo desconocido siempre y las personas que tienen un perfil único e irrepetible y los países a los que nunca volveré y el exilio que me espera cuando empiece la tercera guerra mundial. Y darse cuenta de que eres mucho más duro, mucho más racional, que reconoces la locura y no ves en ella ningún significado porque la mayor locura es encontrar un sentido a la locura, un significado porque la locura no tiene sentido, lo sé porque veo la locura en los demás y veo cómo todos tratan de dar un significado a su locura pero la locura no quiere decir nada, no tiene objeto, se basta a sí misma. Porque estoy iluminado sé muchas cosas, la gracia está en mí. Pasan los años y las semillas del tedio, y los países se empobrecerán y habrá más hambre en el mundo y habrá una gran inundación y caerá un astro del cielo. Pero los que quedemos haremos a la humanidad mucho más fuerte, mucho más excelsa. Y si aguantamos hasta el 2020, en el 2020 estaremos de lujo, de fábula. En el 2020 seremos todos sanos y felices aunque luego las ciudades serán países, cada ciudad será un estado y entre ciudades-estado habrá guerras. Pero eso será en el 2100, después del meteorito y las inundaciones y los 57 años de paz mundial ininterrumpidos. Debo creerme que soy un poeta, si me creo que soy un poeta escribiré más, crearé más. Recuerdo lo mucho que escribía poesía a mis veinte años, cuando me creía que era un genio. Mis veinte años fueron la etapa más prolífica de toda mi vida. Me creía un Rimbaud, un Mallarme. Creé una energía y ahora esa energía no la tengo, no me basta. Ahora no dispongo de esa energía porque se ha instalado el miedo al fin del mundo en mí y no puedo crear porque pienso que no habrá nadie para leerme en el futuro. Pero no me cuentes rollos, me decía Cris, el mundo no se acabará y tú tienes que seguir escribiendo. Y si el mundo se acaba tú tienes que seguir escribiendo para los que queden. Pero Cris…¿Para qué voy a escribir? Si hay gente que escribe mucho mejor que yo, gente que es verdaderamente genial. ¿Yo que puedo aportar? ¿Yo que papel tengo en el mundo? A veces creo que no valgo nada. No digas eso, amor mío, tú vales mucho, tú tienes un papel importante en la humanidad, un papel grande o pequeño pero un papel. Y tú puedes aportar algo. Recuerdo tu primera novela "La señal de Jonás" era una puta mierda, lo único bueno era el título y la enviaste a concursos para que te copiaran el título y la idea del argumento que no supiste desarrollar y que no era mala. Tu segundo novela era menos mala y tenía una idea muy buena que transmitir, un memes: la idea de que el mundo se divide entre los dueños del truco y los hipnotizados. La idea de que unos son los dueños del truco e inventaron la magia, la filosofía y la religión y otros son los hipnotizados que son todos los demás, los que asumen y asimilan las ideas de otros. Tú querías ser un dueño del truco y dar ideas a los demás para que fueran de una determinada manera. Nada se perdió, la idea pasa de mente a mente. Tienes que ser más positivo, recobrar tu fuerza de los veinte años, creerte que eres un poeta de nuevo, empezar a crear de nuevo, volver a escribir sin pensar que el mundo se acabará mañana. Ya lo sé Cris, pero no es que esté deprimido. Noto mucha fuerza en mi mente y en mi cuerpo. Lo que pasa Cris es que no sé si mi vida tiene sentido, si tiene sentido escribir, si vale para algo. Quizás tendría más sentido aprender idiomas y viajar. Leo mucho pero ¿Para qué? No voy a tener más dinero por ello, no me siento más culto por ello y además el intelecto es una mierda, es una mierda de la que muchos se alimentan. Disfrutar de la belleza del mundo sería lo apropiado y no tratar de ser genial porque ser genial es vulgar, tratar de ser genial es lo más vulgar que hay. Cris me animaba a seguir escribiendo en mis horas bajas. Un día fuimos a pasear en barca y un aguacero descargó su furia sobre nosotros, yo me constipé pero Cris cogió una pulmonía terrible y murió a los pocos días. Me sentí muy solo, no sabía cómo escribir y narrar lo que me había sucedido. Era todo tan negativo que me daba miedo poner mis sentimientos sobre el papel. Pensé que el mundo está lleno de mujeres y que siempre te puedes encontrar con una mujer pero sentía el dolor de aquella pérdida, era así. Sentía dolor en mi alma, viajaría a la India. Nadie nos dijo que la vida fuera a ser fácil pero yo lo había creído así, pensé que viviría en un mundo de privilegios y ahora ya no tenía ningún futuro, la literatura no daba para comer, ser genial ya no me seducía.
Enviado por: jose imaginacion

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